Joel Sánchez Rodríguez
@joelsanradar
A menos de una semana de que se llevaron a cabo operativos interinstitucionales para la revisión de bares y antros en Pachuca, que dieron como resultado la clausura de diversos establecimientos, como Los Cotorritos, Combi Beer, Terraza Bacardí, Rabbit y Tequibús, un nuevo escándalo se suscitó en otro tugurio de pésima clase, en el que dos jóvenes fueron lesionados por el personal de “seguridad”, uno de ellos se reportó grave.
Esta vez el escándalo tuvo como escenario el bar Terraza Smirnoff ubicado en la plaza del Valle; y aunque las autoridades municipales generalmente proceden a la clausura temporal e imponen cada vez más medidas para evitar riñas y otro tipo de ilícitos, lo cierto es que los bares están fuera de control; se han encontrado drogas, armas, se cometen delitos y aún así vuelven a abrir.
Es más, en algunos casos, el personal que supuestamente está para brindar seguridad a los asistentes, se toma el atrevimiento de impedir la entrada a policías, inspectores y otros representantes de la autoridad, a los que incluso llegan a agredir. Y cómo no, si la mayoría de bares están relacionados con funcionarios públicos como ocurrió con Los Cotorritos, cuya propiedad es atribuida por la Vox Populi al director de CAASIM, Juan Evel Chávez Trovamala.
Que resulten malos para la función pública, pero buenos para hacer del vicio un gran negocio, no es novedad; tampoco lo es que la Zona Plateada de Pachuca sigue acumulando historias de escándalo y delito; terminó cerrando el Bar La Libertad en el que constantemente se suscitaban riñas y se registraban balazos; también cerró el Ay Jalisco, en el que hasta la desaparición de una persona derivó en un homicidio por el que elementos de “seguridad” fueron a dar a prisión.
“Velvet” y “Silvana”, antros a los que se les relacionaba con el presidente municipal con licencia de Mineral de la Reforma, Israel Félix Soto, también cerraron hace tiempo, pero fueron sustituidos por otros y cada día surgen nuevos; es más, la alcaldía de Pachuca, la Secretaría de Seguridad Pública, COPRISEH y la Procuraduría de Justicia llevaban a cabo la revisión y cierre de algunos en Zona Plateada y, a unos cuantos pasos se llevaba a cabo la fiesta de “opening” de La Zorra, otra cantina que ya llegará el momento en que gane la nota por sus mitotes.
La Zona Plateada en realidad debería llamarse “zona de riesgo”, porque desde hace años su atractivo de permanente vida nocturna, se convirtió en escenario de drogas y alcohol; a todo a ello hay que agregar lo inútiles que resultan los fallidos operativos de la autoridad y los yerros en los que han incurrido quienes los encabezan, como ocurrió el fin de semana anterior; mucho se “cacareó” que el mismo procurador Francisco Fernández Hasbún iba al frente y después se exhibió que supuesto personal policiaco vestido de civil sembraba drogas en uno de los establecimientos “visitados” a fuerza.
Hubo detenidos que finalmente fueron liberados, se cierran antros que después son abiertos; se clausuran unos y abren otros; el personal de seguridad es el que agrede a los clientes y la autoridad es la que fabrica delitos como si no hubieran suficientes para cancelar las licencias de algunos establecimientos de manera definitiva.
La autoridad hace el ridículo y los antros están fuera de control.
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RADAR POLÍTICO 